miércoles, 9 de diciembre de 2009

Hay contradicciones en la vida, tan fuertes… Yo no sé!

Busco su número en la agenda de mi celular y me quedo por horas con la duda de llamar,
hoy igual que ayer me invento una escusa más para cruzar por esa calle por donde sospecho pueda pasar.
Planeo minuciosamente un tema de conversación por si la encuentro de casualidad en la rotonda o en el boulevard.
Asisto con expectativa inusual a esa fiesta donde me dijeron podría estar,
guardo aún la ligera esperanza de que ella pueda estar igual que yo, padeciendo por la angustia de no vernos más.
Abordo a su amiga y como quien no quiere la cosa le pregunto si sabe algo de ella y su respuesta es para mí la estocada final.

Mi amiga y confidente de siempre, me dice que en el fondo aun no me decidido a olvidar
Y se que lo que dice tiene algo de verdad,
Porque dentro de mí se libra una batalla sin cesar,
entre la razón y amar lo que ya no esta y no vendrá,
entre la resignación y mi terquedad.
.
Pero créame, procuro olvidar

He pedido horas extras en el trabajo para evitar en ella pensar, pero no me la dan,
salgo a correr por las mañanas sin darme tiempo siquiera a bostezar y por las noches leo y leo sin parar,
pero por cosas de la casualidad encuentro su nombre aquí y allá.
Veo una película y la chica le dice a Ton Hans las mismas palabras que ella me dijo al terminar.
Busco en un cajón unos documentos y encuentro nuestra foto en ese verano que pretendo olvidar,
enciendo la radio y carajo… esta sonando esa nuestra canción,
...vaya que difícil se me hace olvidar.



Lima 2003

Cuando te vas



Dibujas con tus manos un adiós que duele,
entre el silencio de una noche gris y el frió de una mañana agitada,
Se apagan todas las luces con la ausencia de tu mirada,
ya no esta el farol en la ventana y las persianas se manchan de voces calladas.

Trato de entender lo que pasa, arrancando mil respuestas de la nada,
pero todas ellas de pronto pierden el sentido vapuleadas por el recuerdo de tu mirada,
mientras la razón se escapa, porque en estas cosas, aquella palabra no vale nada,
y así sigue girando el reloj golpeando en cada segundo un espacio de mi alma.

Te marchas como si nada pasara con una calma afilada que me espanta,
con una indiferencia que me desarma, me simplifica y me mata,
y así esta fría tarde de confusa primavera,
el silencio me atrapa, mientras el perfume de tu ausencia me hace nada.

jueves, 19 de noviembre de 2009

¿Magda no cree en el amor?

Ayer salí a almorzar con la chica más escéptica en cuestiones del amor, con mi amiga Magda, no la veía hacía más de un año, desde que dejo de trabajar a lado de donde yo trabajo, era costumbre nuestra polemizar porque según ella teníamos complejo de filósofos tercos, pero con ello no se piense que parábamos discutiendo, por el contrario casi todo el tiempo parábamos riendo.
No he conocido a ninguna mujer que hable tan fríamente del amor negando su existencia, y se refiera a este, diciendo que es solo un estado emocional que te deslumbra al comienzo pero que al poco tiempo se disipa para dejar en el mejor de los casos, solo una costumbre con sabor a compromiso social y en el peor de los casos, no deja nada. Y es que según alega Magda, nuestra naturaleza no es la de vivir enamorados por siempre, no estamos programados para eso, y menos aun es naturaleza de los varones ya que estos ni siquiera han logrado salir de su etapa de cazadores y nómadas, por eso ella a sus 29 años no cree en el amor. Así de radicales son las opiniones de mi amiga Magda, y lo curioso es que alguno de sus alegatos tenía base científica.
Fueron varias las veces en las que hemos debatido, y yo por ser contrario a sus ideas, fui catalogado de tonto, soñador y cursi, más aun cuando alguna vez le comente que le había escrito cartas y poemas a una chica por amor; (que diría Magda si viera mi blog).
Pasaron 10 minutos en ese restaurante en los que ella me exponía tan fervientemente como antes, parte de sus teorías conspiratorias en contra del amor, hasta que decidimos dejarlo ahí, porque nunca llegaríamos a un consenso, entonces opte por sacar de mi bolso el periódico del día, retomando esa vieja costumbre que teníamos cuando almorzábamos juntos, esa de leer las noticias, para criticar o para reírnos, porque nuestra realidad a veces da risa, es así que luego de leer una noticia pintoresca sobre una científica que se había hecho prostituta por más de un año y había publicado sus experiencias en un blog volviéndose famosísima, encontramos debajo un extraño aviso que decía: “Mily acuérdate de todos los momentos increíbles que vivimos juntos y quédate conmigo. Te amo, Sergio”, era la manifestación de algún hombre enamorado que no habría tenido contemplaciones en pagar el alto precio que cuesta la publicidad en ese diario, para hacerle saber a la tal Mily que lo amaba. Era como un grito de amor desesperado escrito en la página 12 del diario Perú 21 del día de ayer, 16 de noviembre. Magda lo leyó cinco veces, y yo observe detenidamente como su rostro incrédulo iba cambiando de expresión, mientras de seguro imaginaba la historia de amor que podía haber tras ese aviso; no perdí la oportunidad de decirle ¡vez que crees que es esto!, ¡acaso no habrá algo de amor en este aviso!, ella quedo en silencio un instante y dijo ¡no!, es más bien una manifestación de perdón, su voz se hizo más grave y débil, y agrego; seguro el muy sinvergüenza ha hecho algo malo a la tal Mily, y ahora quiere que lo perdone. Mientras ella trataba de improvisar nuevamente su expresión de incredulidad y dureza para convencerme, noté más claro que nunca que su posición de chica ruda frente al amor, no es más que una débil coraza para defenderse, porque tiene miedo enamorarse, porque tiene miedo que la lastimen como lo hicieron la última vez que se enamoró. Después todo, esta tarde note que Magda si cree en el amor.

jueves, 5 de noviembre de 2009

¿ De que estas hecha?




La naturaleza de tus ojos de que están hechos?,
de mares color turquesa y escarlata,
de pedacitos de sueños encendidos antes del alba,
de calles bañadas de brillo,
de rocío que destila la mañana,
de misterios escapados de una noche mágica.

Y la naturaleza de tus labios de que están hechos,
de fresas arrancadas de campos cercanos al cielo,
de brisas de veranos que el tiempo atrapa,
de esencias mágicas que enmarañan y asaltan,
de medicinas que reviven a los que no tienen alma.

Tú estas hecha de mil cosas que no puedo entender,
de cosas que están más allá de las fronteras de la realidad ,
de cosas que están más allá de la misteriosa magia que hay al recordar
o de cosas que están más allá de esa última estrella que esta no noche me ilumina al caminar.

¿De que estas hecha? ¿…?

domingo, 25 de octubre de 2009

SI HUBIERA UNA MAQUINA DEL TIEMPO

Alguna vez leí en un libro que me prestaron, y que por cierto nunca devolví, sobre la posibilidad de viajar a través del tiempo, quien no ha fantaseado con eso, se dice que es matemáticamente comprobable, los cálculos hechos por Albert Einstein y su teoría de la relatividad avalan esta posibilidad por muy descabellada que parezca, aunque para ello se requiere que el objeto a transportar viaje a una velocidad superior a la luz por un conducto especial, de esta manera se lograría alterar la gravedad y el tiempo, produciéndose así el viaje temporal, el problema es que la humanidad aun no ha podido crear una energía que logre generar una velocidad superior a la luz, así que solo queda esperar. Pero si esto fuera posible, es decir si existiese una maquina que logre transportarnos por el tiempo cual película de ficción, y se pudiera hacer un tour por el pasado, en estos momentos solo quisiera ir a un lugar y a una época en especial, para buscar a alguien a quien no pude acompañar por ese camino que quizás no tenia final, porque cuando ella llegaba yo ya me había ido, porque cuando ella se había ido yo llegaba, y porque cuando estábamos juntos nunca estábamos solos. Si fuera posible viajar en el tiempo, quisiera un boleto al pasado siquiera por un día y una noche, imaginando que fuera posible, quisiera aparecer de pronto dentro de aquel salón de paredes verdes de ese colegio de patio grande, de árbol de pino imponente, de chicos alborotados y otros tantos más quietos, saldría de mi salón sin importarme alguna amonestación, y correría hasta el aula que está en frente, me asomaría por la ventana tratando de encontrarla con mi mirada, para descifrar mil cosas que hoy creo tenerlas claras, haría guardia en la puerta hasta que ella salga, y con algún pretexto le pediría me permita acompañarla, me veo allí caminando junto a ella, yo con mi casaca verde petróleo que siempre usaba y con el sabor en los labios a chicle Bubbaloo, y ella caminando junto a mí, con su cabello hondeado recogido por una cinta color blanca, con esa mirada que dulcemente huye de mi mirada, con esa inquietante sonrisa a medias que me desarma, aunque por momentos me deja de sonreír, pareciera que no le agrada mucho esta mi idea de acompañarla, pero ya que importa así nomás al pasado no se viaja.
Aun no sé con exactitud de que le hablaría primero, pues en mi habría tantas emociones y pensamientos agitándose como fieras, ¡sí!, como fieras salvajes atrapadas por mucho tiempo en el sótano del olvido. Pero haría lo posible por no perder el control, para ir paso a paso, para conocerla como siempre quise conocerla, para acercarme a ella y descifrar su mirada, sus gestos, para robarle un pensamiento y hacerlo mío o para darle uno mío para que ella lo haga suyo, para contarle que yo a los 15 años tenía una tristeza en el corazón que no entendía, para preguntarle si a ella también le emocionaba una canción que yo escuchaba, para contarle que las matemáticas me causaban urticarias, para preguntarle si le pasaba igual que a mí que cuando terminaba la tarde, era como si se bajara el telón, y sentía una ligera soledad a la cual no le encontraba razón, para contarle que estaba escuchando canciones de Madonna, New Kids, UB40, Roxette, también de Magneto, Vico C y hasta H2O, para preguntarle que estaba escuchando ella por esos días, para contarle que siempre al final de mis cuadernos escribía frases, poemas y una que otra tontería, para preguntarle si alguna vez vio una estrella fugaz cruzando el cielo, para contarle que tenía un fiel perro llamado Sadok que siempre me recibía festivo cuando volvía del colegio . Hay tantas cosas que le contaría, en ese momento, hay tantas cosas que le preguntaría, que no bastaría un solo día.
Como este viaje es onírico, tan onírico como el hecho de que por aquel tiempo ella haya podido ir a pasear a la playa conmigo, quiero imaginar que sí, que esa tarde fuimos a caminar a la playa, quiero imaginar que ella está allí, lleva el cabello suelto moviéndose al compás del viento, sus ojos brillan más que de costumbre, tiene un ligero rubor en las mejillas producto del sol de esa tarde de primavera, hablamos esta vez del mar, de su inmensidad, de las olas que son únicas no hay dos igual, vienen imponentes y al poco rato ya no están, y que son como la oportunidad misma, que llega una vez y luego no la vuelves a encontrar. Hablamos de la amistad y la comparamos con el mar, hablamos del tiempo y de lo importante que es recordar, esta vez nos sentamos en la arena y hablamos de la aventura de amar, palabra que a esa edad tímidamente lográbamos pronunciar porque no sabíamos a ciencia cierta el concepto, pero si empezábamos a conocer de sus efectos.
Para mí, viajero en el tiempo con boleto de estadía en el pasado por solo un día y una noche, siento que el tiempo se me va entre suspiros y parpadeos, de pronto ya es de noche en este mi viaje atípico, estoy en ese local, en uno de esos bailes pro-viaje de promoción que solíamos hacer, ella está ahí sentada, linda como dibujada, me decido sacarla a bailar, me acerco pero alguien me gana, maldigo mi suerte, pero en la otra canción por fin baila conmigo una salsa, quisiera que la canción nunca terminara, pero esta termina, le digo para seguir bailando, el tema que suena ahora es de Juan Luis Guerra, hablamos de la vida, del colegio, de sus ojos, de nuestros proyectos, de su sonrisa, no importa el tema, cualquiera es entretenido si esta ella, luego el locutor anuncia que el tema que viene es de Natusha, maldigo otra vez, no sé los pasos, ella me gana, pero qué más da, luego suena otra salsa y no dejamos de bailar, le canto al oído lo que dice la canción, “el cariño es como una flor que no se puede descuidar…” la veo feliz es una noche de esas que no se borraran, entonces por fin suena la canción que esperaba, es una balada de Extreme, es More Than Words, sé que a ella le gusta y a mí también; y entonces sabiendo yo que mi estadía en ese pasado se termina, le digo que por favor nunca olvide esa canción y la guarde en su subconsciente para siempre, porque puede ocurrir que no la vuelva a ver por más de 6205 días, o en términos generales 17 años, porque puede ocurrir que cuando vuelva a saber de ella, solo sea por medio de una fría pantalla. La acompaño hasta donde se encontraba sentada, esta tan linda bajo esas luces doradas, me alejo de ella, aunque no quisiera soltarla, la veo por última vez queriéndome quedar allí en ese año pora siempre, para volverla a ver al día siguiente, y al siguiente, pero sé bien que no se puede, a los pocos minutos suena un extraño timbre y todo termina, es la alarma de mi celular son las 3:00 am. del miércoles 21 de octubre del 2009, tengo un vacío en el pecho, una amargura en los labios y una discreta lagrima oculta en mi ojo derecho.Tal vez nunca me llegue a subir a una máquina del tiempo, después de todo quizás lo de Einstein solo sean meras teorías, y la única máquina del tiempo que pueda existir solo sea la imaginación pero, lamentablemente con la imaginación no se puede corregir las omisiones del pasado, solo nos permite soltar hipótesis o suposiciones.
Hoy cuando recuerdo a ella y miro hacia atrás, encuentro un vacío, como si un capitulo de aquel libro haya sido borrado, y cuanto quisiera llenarlo, coger un lapicero y a puro pulso escribir mil cosas, cosas como que un día nos hicimos amigos y a las pocas semanas en un día de otoño, ¡no! mejor en un día de primavera nos hicimos más que amigos, y un día de verano fuimos juntos a esa playa y en un cofrecito escarlata enterramos dos cadenitas enlazadas y un papelito con una frase nuestra de esperanza, o quisiera escribir que un día por su cumpleaños me acerque por detrás de su casa, con esa mi guitarra gastada para cantarle esa canción que tanto le gustaba, o escribir que una tarde en el pasivo parque Santa Fe nos pusimos a bailar sin importarnos que los transeúntes nos miraran, o escribir que una noche con ayuda de dos de mis secuaces empapelamos su calle con afiches misteriosos que tenían impresos esa frasecita que siempre le recitaba al caminar. Esto y más escribiría en las hojas que faltan de aquel libro de pasta dorada, y borraría esas últimas líneas que escribí un día de 1993, esa que dice textualmente que estaba allí sentado en una banca frente al colegio a la hora de salida esperando a que ella pasará, todos iban saliendo, uno tras otro, ya no quedaba casi nadie en la plaza, se cerraron las puerta del colegio, pero ella nunca paso, me levanté de la banca, me abroché la casaca verde petróleo, esa que siempre usaba, y volví a mi casa sin siquiera imaginar que no la volvería a ver hasta después de muchísimos años solo atreves de una fría pantalla.

En ese rincón donde ponemos los recuerdos
la vida nos tiene siempre una emoción guardada
pues es valido recordar e imaginar para vivir

miro esa luz del ayer y
yo recuerdo y pienso en ella
y, espero que nunca se borren las cosas que escribimos aunque fueron pocas
.

viernes, 8 de mayo de 2009

El Último Verano

Chancay


La amistad a veces es como los seres vivos, nacen, siguen un ciclo evolutivo, se transforman y luego terminan extinguiéndose. Hay algunas que duran mucho tiempo como la vida misma y otras que mueren precozmente afectados por esas adversidades que no se puede controlar; cuando esto sucede solo queda la distancia, el silencio, que con el tiempo nos hará ver como completos desconocidos.
Mariel, Treyes y Fernanda eran mis grandes amigos de aquella época, cuando la inquietud adolescente fluía, cuando luchábamos por encontrar nuestro camino, cuando repicaba en nuestro pecho la angustia de no poder hacer lo que queríamos, cuando nos empezábamos a enamorar y a decepcionar o cuando sigilosos solíamos escapar de casa por la puerta lateral para irnos a bailar.
Los cuatro sabíamos los secretos, las debilidades y las fortalezas de cada uno, por eso quizás nos entendíamos tanto, pero cuando queríamos herirnos lo hacíamos con golpes certeros donde sabíamos dolía más y eso era peligroso. En los últimos tiempos solo eso ocurría, nos reuníamos, disfrutábamos juntos, pero al final terminábamos discutiendo e hiriéndonos, era como si algo se hubiera gastando, quizás era porque nos veíamos menos, cada quien tenía otras responsabilidades que como dijimos una vez, nos absorbía y nos cansaba, nadie estaba contento con lo que hacía y esas angustias, en esa etapa de la vida, crea resentimientos que terminamos descargándolo con quien menos hubiéramos querido, con los más cercanos, con nosotros mismos.
Habían pasado cuatro meses sin comunicarnos, hasta aquella tarde en la que sin querer nos volvimos a ver alla, donde antes nos encontrabamos, y sin planear como era costumbre nuestra, terminamos en la playa Acapulco, alrededor de una fogata en una tarde con lluvia de verano, haciéndonos preguntas incomodas porque así eran las reglas del juego que Fernanda propuso jugar. Esas reuniones se habían hecho tan infrecuentes que todos encontrábamos novedades en cada uno de nosotros, Mariel estaba más estilizada y guapa, Fernanda tenía el cabello más rojizo y había engordado un poco, Treyes se había hecho un extraño tatuaje en el brazo, y según ellos, a mi me había crecido una oreja más que la otra.
Por alguna razón sospeche que esa sería la última vez que nos reuniríamos de esa manera los cuatro juntos, exorcizando nuestro yo interno, sin guardarnos nada como antes, riendo por lo que nos ocurría, o preocupándonos por algún problema o la tristeza que a alguien del grupo aquejaba. Y así como antes, por momentos nos sentíamos los más grandes triunfadores y otras veces los más tontos perdedores, esto último con más frecuencia, porque en el fondo sentíamos que para esta sociedad eso éramos, unos perdedores con proyectos extraños de vida arrinconados en el único lugar donde nos sentíamos libres, cerca del mar, y así éramos felices.
Esa tarde luego de cuatro cervezas, Treyes nos contó que sus papas se estaban divorciando y que se tendría que ir a vivir con su mamá a Trujillo, callamos por un momento contemplando la angustia de Treyes quien siempre tuvo la esperanza de que los problemas de sus padres se arreglarían, hasta ese día. Tratando de animarlo le propusimos otras alternativas para que no se vaya, pero no dependía de él nos dijo, entonces notamos en sus ojos escurridizos que era cierto, él no podía decidir. Luego, como si fuera un juego de confesiones en cadena, Mariel que estaba al lado de Treyes dijo que también quería contarnos un par de secretos, con entusiasmo y rubor en el rostro nos dijo que tenía enamorado, y yo bestia salvaje que no controla sus impulsos cuando cree enamorarse, pegue un grito descontrolado reclamando que como era posible que nunca me lo haya mencionado, todos me miraron extraño, para luego decirme en coro que estaba celoso, y sintiéndome desnudo trate de negarme, pero se que nadie me creyó, y es que en los cuatro meses que anduve sin ver a Mariel me di cuenta que necesitaba de ella, porque siempre a su lado era feliz y me sentía autentico, no se si era amor o quizás solo costumbre, lo que si sabía era que no quería que se aleje de mi, para seguir siendo cómplices, para reír como locos y para burlarnos del mundo como solíamos hacerlo. Luego Mariel continuó, nos dijo que había algo más que tenía que contarnos, entonces su expresión cambio, hizo una pausa y luego casi entre lagrimas nos dijo que pronto viajaría a España, que su mamá había hecho los tramites desde hacía meses y que solo estaba a la espera de la carta de invitación de sus tías, esta vez todos pusimos el grito en el cielo, ella solo atino a abrazar su bolso, y yo tonto egoísta, le dije que por favor no se vaya, ella me miro como nunca antes lo había hecho, con una mirada profunda y cristalina, se seco las lagrimas, suspiro y luego agacho la cabeza, y a mi se me hizo un nudo en la garganta que me duraría meses, mientras una tristeza pesadamente se posaba en mi para no irse en mucho tiempo. Cuando creíamos que las noticias más graves habían pasado Fernanda abrazo a Mariel y se hecho a llorar como una niña, y temblando con voz entrecortada apenas entendible, nos dijo que estaba con tres meses de embarazo, hacia dos semanas que no dormía bien por la preocupación y no sabía que hacer, solo sabía que sus papas la matarían al enterarse. Todos quedamos absortos como si de pronto nos hayan quitado el piso, el aire, la luz . No se cuantos minutos pasaron hasta que reaccionamos, gritamos, discutimos, hablamos de moral sintiéndonos todos culpables de todo, y al final sintiéndonos unos tontos porque no había otra cosa más por hacer en ese momento que abrazar a Fernanda, todo lo demás no era nada comparado con lo que le ocurría a nuestra pelirroja amiga. La fogata se apago, ya eran casi las 7 de la noche y era hora de volver, nadie hablo nada de regreso.
Sentía como si alguien había movido las fichas de ese juego de ajedrez que es la vida y las haya alborotado por completo, para hacernos sentir perdidos e impotentes, para darnos una lección que dolía más de lo que enseñaba. Yo también tenia algo que contarles pero ya daba igual callarme, que podría importar ahora que les diga que me habían botado del trabajo en Lima y que había jalado en la prueba de ingreso a la universidad. Cuando nos despedimos nos abrazamos como nunca, como si supiéramos que ya no nos volveríamos a ver bajo esos parámetros de amistad, porque esta había llegado a su final y solo quedaba dejarla morir. Aunque nos dijimos ¡hasta luego!, ¡suerte!, ¡estaremos en contacto!, sabíamos que era una vil mentira, pues en el fondo, lo que queríamos era alejarnos y escabullirnos por los laberintos de la vida, y así lo hicimos.
Han pasado los años y los días como cuantas olas llegan a la orilla de ese mar que hasta hoy suelo visitar, y cada cierto tiempo he tenido noticia de ellos, cuando esto ocurre siento que hay algo que nos une como una cadena invisible que nos hace cómplices ausentes, y eso me agrada porque significa que algo quedo de lo vivido, después de todo quizás esa también sea una forma de amistad.
Hoy en día Treyes vive en Trujillo, no llego a ser arquitecto o pintor, ni viajo a Francia como quería, se hizo contador, vino a Lima el año pasado con su novia y nos encontramos una tarde. En cuanto a Fernanda tuvo a su hijo que ya tiene 10 años, sus papas nunca intentaron matarla cuando se enteraron que estaba embarazada, hubo una crisis familiar pero la perdonaron, ahora vive con el papá de su hijo en Huacho, ¡ha!, esta demás decir que no se caso con un viejo millonario a quien mataría con sobredosis de diazepan como siempre nos decía tenía planeado hacer. De Mariel les contare que viajo a España con su familia y nunca más volvió a Perú, pero cada cierto tiempo me mandaba cartas y últimamente correos electrónicos y fotos, tiene un novio uruguayo que tiene mi mismo nombre, y según ella se parece mucho a mi, no llego a estudiar turismo para huevear por el mundo como decía ella, es cajera en un centro comercial, pero aun piensa que un día de estos mandará todo al tacho y se volverá mochilera para esta vez si vagar por el mundo, y dice que cuando eso ocurra, me pasará la voz para irnos juntos. En cuanto a mi, aun no he podido concretar ese negocio del que siempre les hablaba, ni pude publicar para Alfaguara , trabajo en una oficina pública, no me he casado, y sigo tocando la guitarra como antes.
Hoy sin querer me puse a escuchar una de esas canciones que tanto nos gustaba y que la cantábamos gritando frente al mar de Acapulco o en el clandestino mirador del cerro San José, entonces los recordé a cada uno, con sus mundos, con sus planes, con sus locuras, los recordé tanto, que hasta puedo sentir el aroma de esa última tarde de verano juntos, mientras aquellas imágenes nuestras discurren por mi mente en color sepia.

viernes, 27 de marzo de 2009