domingo, 30 de mayo de 2010
Eramos dos
viernes, 19 de marzo de 2010
LA ENSEÑANZA DE UN GIRASOL
Dicen que el girasol se llama así porque siempre su flor esta dirigiendo todo su esplendor hacia donde está el sol, hacia ese lugar donde encuentra calidez y luz. Ello me consta, tengo algunas de estas plantas que tienen unas flores inmensas de aproximadamente
Mi amigo Lucho a pesar de los varios años transcurridos, no ha podido olvidar a su ex enamorada, bastan 4 cervezas para verlo lamentarse hasta las lagrimas, causando incomodidad a los que lo acompañamos, mientras entre lamentos se pregunta porque ella lo dejo. Ahora, después de varios años ya acepta que teníamos razón cuando le augurábamos que esto ocurriría si seguía comportándose así con Beatriz. Su comportamiento era déspota, desinteresado, machista, frio, autosuficiente, y hasta sus actos lindaban con lo agraviante. Él actuaba así, porque se sabía el galán irremplazable para la aun adolescente Beatriz. Pero ella un buen día se canso, descubrió que él no era su sol, que solo era una ficción, un reflejo que no daba luz, que no daba calidez, y entonces su atención como la flor del girasol, giro hasta encontrar ese sol que necesitaba. Después de un tiempo Beatriz ya había olvidado a mi amigo Lucho y se le veía andar con otro chico, derrochando felicidad, más reluciente que nunca, si hasta me dio gusto verla así, porque ella era una linda chica que merecía que valoren ese amor que sabía dar. Lucho los primeros días como sospechábamos, dijo que no le importaba porque nunca la quiso de verdad, pero luego de unos meses sintió el peso de la ausencia de Beatriz, un peso que hasta hoy carga con llanto incontrolable cuando está entre copas, un peso que aun lo hiere como castigo por pecar de hipócrita y negarse al amor.
Una vez llego una señora al juzgado, para ver la situación de sus dos hijos, ambos acusados de robo, ella se quejaba del comportamiento de los chicos, quienes se paran metiendo en problemas, según ella por andar en mala junta. En los exámenes psicológicos hecho a los adolescentes salió falta de sensibilidad, y distorsión de la realidad. Indicaron los psicólogos que era consecuencia de la falta de atención y cariño en el proceso de crecimiento de los niños. A la madre se le pregunto el motivo de la desatención, de porque no paso más tiempo con sus hijos, ella indico que solo tenía tiempo para trabajar y llevar dinero a la casa, pues era madre soltera, por eso dejaba a los niños con la tía, ¡pero nunca le falto alimento y los mandaba siempre al colegio! repetía una y otra vez la señora, como si eso fuera suficiente. Por cierto la situación de aquella señora no era tan crítica cuando la conocimos, tenía dos autos que alquilaba para taxi, una combi y un negocio en el mercado. Ahora por más que la madre les pedía a sus hijos que cambien, estos no lo hacían, ella había perdió el cariño, el respeto y la autoridad ante sus hijos. Una vez más como en el ejemplo de los girasoles, la madre se olvido de ser el sol, y los girasoles que tenía frente a ella terminaron cambiando de dirección.
Leí alguna vez que al igual que el girasol, las personas por instinto siempre solemos dirigir y brindar lo más bello de nuestro ser a donde nos proporcionan calidez, luz; es como una retribución que fluye natural a quienes nos muestran un aprecio sincero. Todos necesitamos que nos den atención, todos necesitamos ser iluminados y que nos brinden calor. Cuando estas necesidades no son cumplidas, conscientemente o a veces sin darnos cuenta, terminamos desviando nuestra atención, nuestra pasión, nuestro amor; porque a nadie le gusta tener en frente solo tinieblas. De otro lado, también cumplimos la función del sol para mucha gente, como nuestra familia, nuestros amigos o nuestra pareja, por lo que debemos de cuidar siempre de proveerlos de luz y calor. De no hacerlo podría ocurrir lo que le sucedió a Lucho, o a la madre del juzgado y lo que también alguna vez me ocurrió a mí, cuando deje que una flor de girasol cambie de dirección.
martes, 9 de marzo de 2010
Acaso no es cierto...
Acaso no es cierto que eres tú la que tiene esa rara costumbre de darlo todo sin pedir nada a cambio.
Acaso no es cierto que donde los demás no encontraban nada, tú ibas y lo encontrabas todo, respuestas, sonrisas, caminos.
Acaso no es cierto, que sueles postergar tu tiempo para irte a arreglar el de otros.
Acaso no es cierto que era tuya la firmeza, la calma y las palabras de aliento cuando bordeábamos algún abismo.
Acaso no es cierto que alguna vez, hablando de las cosas que se hacen por amor, descubrimos que tenías un corazón inmenso.
Acaso no es cierto que una tarde, al encontrarme sentado a la orilla de un camino, postergaste todo lo que hacías y me dijiste, ¡aquí estoy mi amigo!.
Acaso no es cierto que una mañana me decías ¡me quede sin trabajo! y en la tarde ya habías conseguido más de cuatro.
Acaso no es cierto que dejaste todo, la noche en la que habías planeado tanto divertirte, para pasarla en la sala de emergencia esperando a que curen a tu magullado amigo.
Entonces no me digas que dentro de ti no hay cosas que valgan, y no me pidas que me vaya dejandote aquí sentada, empapada de angustia y con esa mirada extraña. No sé lo que te pasa y sospecho que de ello no me dirás nada, pero no importa, solo no me pidas que me vaya y te deje en medio de la nada. Ahora, toma mi mano, levántate y vamos, te acompañare a casa.
viernes, 22 de enero de 2010
Ausencia
Ausencia
(a veces el amor perdura entre razones y locuras)
Ya no estas y algo me pasa
Transcurren mis días aquí detrás de las persianas
atrapado por mis ideas mundanas,
encadenado por mis pasiones extrañas.
No me alcanzan los dedos para contar los sueños que se me escapan.
Hoy entre estas paredes solo hay ecos que se agitan en la nada
y un perfume que despierta la nostalgia.
Mientras ellos me acusas de locuras y me sacan de casa.
De pronto alguien con voz gentil me dice nos vamos,
Acomoda ligeramente mi cabello y coge mis manos,
ya no me aferro a nada
y les dejo creer, que padezco de una locura arrugada,
Me asomo por última vez a la ventana
Allí está esa calle, donde la lluvia no calma
ya no es como ayer, ya no hay caminantes,
ni coches que la atraviesan rasantes,
solo unos petrificados árboles
que pareciera sufren sosteniendo sus ramas acalambradas,
mientras los faroles destellan
tratando de mitigar las sombras que de melancolía embriagan.
Viví aquí con Esmeralda, nunca nos quejamos de nada
pintábamos las paredes cuando la primavera llegaba
acomodamos los muebles como más le gustaba
y así, al ritmo de una poesía nuestros días giraban
Encendíamos velas en fechas festivas.
caímos vencidos en algunas batallas libradas.
reíamos como locos cada mañana
felices de saber que despertábamos juntos en esa cama.
Envejecimos sin ocultarnos nada,
ella encendió la luz que a mi vida faltaba
y le puso color a mis días desde la primera mañana
de aquel lejano verano cuando la conocí en la playa.
Pero ahora ella se ha ido y se que algo me pasa.
Perdí la razón le escuche decir a los que me sacan de casa
No tengo equipaje solo un ropón y una pequeña almohada
Ahora solo cierro los ojos y pienso una vez más en Esmeralda.