viernes, 22 de enero de 2010

Ausencia

En honor a Mr. Pincel, (así lo llamábamos) profe de actividades artísticas en la universidad. Dueño de una extraña nobleza para nuestros tiempos, y de una gran capacidad de amar a su esposa, como cuando eran adolescentes a pesar de que ya tenías 40 años juntos. Por eso cuando ella se fue, también él se las arreglo para seguirla.



Ausencia
(a veces el amor perdura entre razones y locuras)

Ya no estas y algo me pasa
Transcurren mis días aquí detrás de las persianas
atrapado por mis ideas mundanas,
encadenado por mis pasiones extrañas.

No me alcanzan los dedos para contar los sueños que se me escapan.
Hoy entre estas paredes solo hay ecos que se agitan en la nada
y un perfume que despierta la nostalgia.
Mientras ellos me acusas de locuras y me sacan de casa.

De pronto alguien con voz gentil me dice nos vamos,
Acomoda ligeramente mi cabello y coge mis manos,
ya no me aferro a nada
y les dejo creer, que padezco de una locura arrugada,

Me asomo por última vez a la ventana
Allí está esa calle, donde la lluvia no calma
ya no es como ayer, ya no hay caminantes,
ni coches que la atraviesan rasantes,

solo unos petrificados árboles
que pareciera sufren sosteniendo sus ramas acalambradas,
mientras los faroles destellan
tratando de mitigar las sombras que de melancolía embriagan.

Viví aquí con Esmeralda, nunca nos quejamos de nada
pintábamos las paredes cuando la primavera llegaba
acomodamos los muebles como más le gustaba
y así, al ritmo de una poesía nuestros días giraban

Encendíamos velas en fechas festivas.
caímos vencidos en algunas batallas libradas.
reíamos como locos cada mañana
felices de saber que despertábamos juntos en esa cama.

Envejecimos sin ocultarnos nada,
ella encendió la luz que a mi vida faltaba
y le puso color a mis días desde la primera mañana
de aquel lejano verano cuando la conocí en la playa.

Pero ahora ella se ha ido y se que algo me pasa.
Perdí la razón le escuche decir a los que me sacan de casa
No tengo equipaje solo un ropón y una pequeña almohada
Ahora solo cierro los ojos y pienso una vez más en Esmeralda.