martes, 9 de marzo de 2010

Acaso no es cierto...


Dime tú:

Acaso no es cierto que eres tú la que tiene esa rara costumbre de darlo todo sin pedir nada a cambio.
Acaso no es cierto que donde los demás no encontraban nada, tú ibas y lo encontrabas todo, respuestas, sonrisas, caminos.
Acaso no es cierto, que sueles postergar tu tiempo para irte a arreglar el de otros.
Acaso no es cierto que cuando yo me encontraba perdido en lúgubres laberintos, tú saltabas de no sé donde y me ayudabas a encontrar el camino.
Acaso no es cierto que era tuya la firmeza, la calma y las palabras de aliento cuando bordeábamos algún abismo.
Acaso no es cierto que alguna vez, hablando de las cosas que se hacen por amor, descubrimos que tenías un corazón inmenso.
Acaso no es cierto que una tarde, al encontrarme sentado a la orilla de un camino, postergaste todo lo que hacías y me dijiste, ¡aquí estoy mi amigo!.
Acaso no es cierto que una mañana me decías ¡me quede sin trabajo! y en la tarde ya habías conseguido más de cuatro.
Acaso no es cierto que dejaste todo, la noche en la que habías planeado tanto divertirte, para pasarla en la sala de emergencia esperando a que curen a tu magullado amigo.
Acaso no es cierto que mientras los otros dudaban en dar un paso para buscar algo, tú decidida como siempre, ya volvias trayendo mucho más de lo que se tenía planeado.
Acaso no es cierto que esas tus palabras, las que salen graciosamente sin control de tus labios, son tan puras que nunca dejan heridos, solo encienden luces en los oscuros caminos.
Acaso no es cierto todo eso,

Entonces no me digas que dentro de ti no hay cosas que valgan, y no me pidas que me vaya dejandote aquí sentada, empapada de angustia y con esa mirada extraña. No sé lo que te pasa y sospecho que de ello no me dirás nada, pero no importa, solo no me pidas que me vaya y te deje en medio de la nada. Ahora, toma mi mano, levántate y vamos, te acompañare a casa.